Buñuel, que sentía horror a las multitudes, no concebía la sociedad como un bien, sino como una farsa del bien y pensaba que las ideologías y las religiones no eran sino disfraces de intereses puramente egoistas. En ´El Angel Exterminador´, el director aragonés desarrolló...
Buñuel, que sentía horror a las multitudes, no concebía la sociedad como un bien, sino como una farsa del bien y pensaba que las ideologías y las religiones no eran sino disfraces de intereses puramente egoistas. En ´El Angel Exterminador´, el director aragonés desarrolló estas y otras de sus premisas antisociales. El film es una alegoría imaginativa sobre el carácter del hombre, representado aquí por los dirigentes de una sociedad cuyo desfavorecedor retrato niega la misma sociedad, desde el ejército a la iglesia. Todo comienza cuando los invitados a una fiesta de la alta burguesía no pueden abandonar el salón. Simplemente, tienen miedo a salir. El miedo les llevará a una convivencia forzada que, a medida que pasa el tiempo, va cobrando violencia y dramatismo llegando incluso a las consecuencias trágicas cuando el hambre, la sed y la desesperación se apoderan de los individuos. Mediante este, nada absurdo aunque lo parezca, planteamiento, Buñuel desenmascara los institntos e intenciones encubiertas por una imagen de urbanidad dejando a la vista el grado de egoísmo e incomunicación latente en toda sociedad.
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